jueves, 4 de septiembre de 2008

OPTAR

La persona y el mundo tienen sus límites, aunque nos gustaría que no existiesen, pero es así. Espacio y tiempo son dos conceptos que se encuentran mezclados constantemente, pero reflejan esa limitación. La persona no es un objeto más, como los demás objetos en los que se expresan el tiempo y el espacio. ¿Qué es? Alguien que tiene libertad. No existe como la piedra, la plante, el animal. Su libertad la configura, me configura. Yo opto, decido. Y no me preocupa tanto transformar la naturaleza. La ciencia avanza en la transformación de la naturaleza, pero eso no es determinante para la persona, aunque sí condicionante. Soy un fin, no un objeto entre otros objetos. Pero vivo con otras personas. Y si me cierro en un círculo de uno no soy persona. Tampoco si lo hago en un círculo de dos, o de tres. ¿De cuatro? ¿Sin sentido de la universalidad soy persona? Respeto es un paso, amor es otro paso. ¿Sólo a una persona? ¿Sólo a dos? Parece que en el amor hay alguna clave. ¿Dónde está el límite? Tenemos limitación hasta para amar. Si hay que optar ante lo posible, quizá también tengamos que optar ante el misterio.