martes, 24 de noviembre de 2009

¿MIEDO?

Es curioso, pero el miedo nos hace daño. Tenemos miedo a demasiadas cosas. Y sabemos que en muchas ocasiones ese miedo es infundado, pero dejamos que nos haga daño, especialmente en relación a otras personas.
A veces el miedo es una defensa antes de cometer una insensatez, pero las personas sensatas saben que perder el miedo es uno de los pasos hacia una vida más plena.
La enfermedad, el dolor, el desafecto, la soledad, el no responder a nuestras propias espectativas o las de los demás, a veces nos producen miedo. Pero el dolor aumenta a causa del miedo.
¿Miedo? Sí. Es muy humano. ¿Perder el miedo? Sí, gracias, también es muy humano. Nos llena más de humanidad.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

AGUAS PRIMIGENIAS

Es curioso cómo en las distintas religiones aparecen los libros fundamentales, que elaborados y transmitidos oralmente, después puestos por escrito, que representan ese aflorar en el espacio y el tiempo, siempre con un sentido simbólico, de lo que no se puede o no se sabe decir, pero se dice. Se habla del Tao, del Ser, de Dios. Y se dice que no abandona, con todas las contradicciones, con toda la belleza y poesía que surge desde las raíces del agua. Todo fluye en una dirección, aunque es inaprensible. En la tradición cristiana esa palabra, con sus contradicciones, también cambia. Saramago se permite juzgar a Dios cuando habla de su comportamiento con Caín, pero no tiene en cuenta que en esa misma palabra Dios no cambia, pero sí la imagen que se tiene de Dios, que en la tradición cristiana es llevada al culmen con Jesús de Nazaret, el Cristo. En esa tradición cristiana Pablo va más allá del judaísmo y abre la palabra a los no judios. Hoy se puede producir una revolución similar, porque se trata de aceptar esa palabra, ese fondo del canon, desde las profundidades de lo no necesariamente cristiano -por supuesto que el cristianismo no está excluído, sino que es la punta de lanza de esta revolución-. En la poesía, en la literatura, en el arte, en el cine como arte, en la filosofía... se está escribiendo esa palabra. Hace falta una tradición oral o escrita que la vaya interpretando y unificando, para que se desvele y pueda adquirir un corpus en el que se diga lo que no se puede decir, para poder seguir bebiendo, con el lenguaje actual, de esas aguas primigenias.