jueves, 10 de marzo de 2011

DEMASIADO RUIDO

Es curioso cómo se transmite la información en nuestra sociedad. Internet comienza a suponer un ideal de retroalimentación con el que soñábamos hace varias décadas, cuando criticábamos que la concentración de los medios en unas pocas manos que controlaban el dinero suponía una merma al derecho a la información. No es que las cosas estén solucionadas, ni mucho menos. Ya se habilitarán fórmulas para controlar el flujo de ida y vuelta constante de internet. Tampoco Internet es el único medio de información libre. Las redes sociales no están presentes solamente en el mundo virtual, pues el boca a boca y otros elementos simbólicos siguen actuando constantemente. Aún así, o precisamente por eso, hay demasiado ruído. La información es un camino hacia el ruído y para que se oiga o se entienda algo tiene que haber alguna diferencia entre lo que se conoce y lo que se informa, pero si son demasiados los datos se produce un ruído que distorsiona la comunicación. Estamos recibiendo tanto ruído que no nos enteramos de lo que en realidad sucede en el Norte de África, en el África subsahariana, en China, en Palestina, en Europa, en el continente americano y en el resto que nos falta por citar. Hacen falta pocos datos, pero fundamentales, para conocer nuestro mundo. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Fuenteovejuna, todos a una. Y sin tirar la toalla porque los procesos siguen.

domingo, 6 de marzo de 2011

INTELIGENCIA ESPIRITUAL

¡Ay, en qué líos nos metemos cuando hablamos de estos temas...! Sin embargo, marcan nuestras vidas mucho más que otros que al parecer absorven constantemente nuesto tiempo. Y es que en ocasiones se habla a favor y en contra de la religión, pero tocando aspectos superficiales que no van al fondo de la cuestión, incluso cuando lo relacionamos con cuestiones políticas. Porque ir al fondo de la cuestión en la cuestión espiritual es ir a los manantiales, a los orgínenes de la vida, del sentido, de la esperanza.
En muchas ocasiones hablamos de que nuestro cerebro tiene dos aspectos, está preparado con dos pisos, como un dúplex. En uno de ellos se elabora un tipo de inteligencia que tiene que ver con las cosas, e incluso con elaboraciones teóricas de cómo intervenir con las cosas, y con las personas cuando se las trata como cosas, y en el otro se encuentra la inteligencia para relacionarse con las personas como personas y con las cosas en función de las personas. Esos dos tipos de inteligencia tienen que ver también con el tema del que hablamos. Y es que en el fondo la religión tiene también elaborados unos relatos, unas organizaciones humanas, una propuesta moral que se almacena en uno de los pisos de nuestro cerebro, pero en el otro piso lo fundamental es tener la habilidad, la inteligencia espiritual para ponerlo en práctica, siempre al servicio de las personas, siempre desde el genuino espíritu de los relatos, salvando a favor de la persona las contradicciones, llegando al máximo de cercanía práctica al criterio del amor a los demás como paradigma de interpretación de todo el armazón teórico. Así parece ser que se filtra el agua viva de Dios. Si no funciona se atascan los canalones y no tiene sentido vivir en esa casa.