domingo, 30 de diciembre de 2012

VIDA NUEVA

Cuando somos jóvenes soñamos que una vida nueva nos va a hacer volar en el aire. Cuando somos mayores, como yo, soñamos con poder caminar sobre la tierra, y eso sin que nos duela una pierna. Y en eso consiste parte de la felicidad, en que no nos duela, claro que no sólo no nos duela la pierna, sino que no nos duelan las relaciones con las demás personas, las cercanas y aquellas con quienes mantenemos lazos de trabajo o de otro tipo de compromisos. Por cierto, que poder relativizar los compromisos de trabajo, poder disfrutar del tiempo siendo uno mismo el capitán de su reloj es algo que esponja, también, el alma. Vida nueva, por tanto, a cada cual según su segundero en esta vida que se nos ha regalado, aunque reconozco que para algunas pesonas es un castigo, pero un castigo por parte de las personas cercanas, de media distancia, o las alejadas. Mejor callar.

lunes, 30 de abril de 2012

ALGO MÁS QUE MONORRACIONALIDAD

Es algo que vuelve a estar presente como preocupación. La racionalidad que se hace absoluta necesita una nueva crítica porque se hace dogmática, que es precisamente lo que critica. La apertura de la racionalidad a modos distintos de entenderla es más humano. Hay un pluralismo de la racionalidad. El pensamiento mítico y el discurso metafórico, junto con todas las aportaciones del arte significan una apertura de la racionalidad. Otros modos racionales de expresar aquello tan inconmensurable que envuelve la realidad humana. La propia libertad es en parte una de las características de esa racionalida que no es monorracionalidad ilustrada del siglo XIX.

martes, 14 de febrero de 2012

SÍ, AMO

Las relaciones sociales definen a los colectivos. Cuando la esclavitud es aceptada a nivel social, el nivel ético de una sociedad se encuentra cuestionado. Cuando hay discriminación de las personas en relación a las razas, o cuando a determinados colectivos se les destruye por el hecho de ser tales, definimos la situación como contraria el respeto de los derechos humanos. Millones de personas han luchado en los últimos siglos por conseguir que se respete la dignidad de las personas trabajadoras. Una persona no es un objeto. Así como una máquina se cambia dos veces de sitio y se arrincona o se recicla si es necesario por cuestiones meramente económicas, se realiza la acción y punto. Pero una persona es algo más que un objeto. Y en este momento se pide que la respuesta de la persona ante la empresa sea: sí, amo. Porque el empresario vuelve a tratar a las personas como objetos y no hay más remedio que responder de esa manera para no ser enviado a las tinieblas exteriores del paro. Es un gran retroceso en la historia, sobre todo porque ahora se esconden los amos tras cuentas de resultados y acciones. Por lo tanto la tarea, en este momento, es la de conseguir que no sean los bancos los dueños. Volver a la idea de la nacionalización de la banca. Que no se compre ni venda dinero para obtener ganancias y privar a las personas trabajadoras de su dignidad. No, mercado, esto va a cambiar, tú no vas a ser el amo.

martes, 3 de enero de 2012

EL HILO DEL TIEMPO

El hilo del tiempo no crece con el nuevo año. A veces, se estira, a veces se encoge. Nadie sabe cuándo se va a romper. La historia no es más que una relación de hilos rotos y desdibujados que pertenecen a una madeja original con ciclos de luz y tinieblas que enternecen y aterrorizan, pero también calman, porque la luz, al final, se hace presente ante nuestras pupilas. Parece que nadie puede intervenir en el proceso, pero somos dueños de nuestras vidas, y en la medida en que las queremos hacemos nuevo un presente lleno de promesas, porque la desesperación nos tira de los pantalones para que nos anclemos a la destrucción. Es duro levantar los pies del suelo y andar de nuevo, pero más se endurece el ánimo encorvado, musitando saliva espúrea por los cuatro costados. Crear el hilo del tiempo es otro reto, porque no hay catorce mil millones de años delante ni detrás, sino un suspiro en el interior de cada persona, y eso como una forma de decir lo que no se puede decir. Pero es el nanoprincipio de algo nuevo.